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Los mecanismos de defensa y su carácter inconsciente

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La expresión “mecanismos de defensa” se ha popularizado y ya es de uso común. Pero a veces ese uso común de algunos términos provenientes de la psicología o del psicoanálisis llegan al público de una manera descafeinada o tergiversada, que pueden dar una imagen equivocada de lo que es el concepto.

Sobre los mecanismos de defensa, hay que decir que son estrategias psicológicas cuyo fin es mantener un equilibrio, hacer frente a la realidad, y poder continuar con la vida, minimizando el impacto que eventos vitales intensos pueden provocar al individuo. En general, para entendernos, son mecanismos que intentan manejar la ansiedad o también prevenir que aparezca.

Hay que entender algo importante, son estrategias pero fundamentalmente  inconscientes. Es decir no se usan de una manera deliberada, es algo que nuestra mente ha aprendido a hacer por nosotros, sin necesidad de que nosotros las pongamos en marcha. En esto son diferentes de las estrategias de afrontamiento para el estrés por ejemplo, que sí serían conscientes y con una voluntad que las pone en marcha. Los mecanismos de defensa si son usados de una manera muy masiva en múltiples ocasiones llegan a convertirse y a percibirse desde fuera como auténticos rasgos de carácter. Pensemos por ejemplo en la racionalización. La racionalización es un mecanismo inconsciente por el cual la persona llena de razonamientos que justifican una acción pero que en realidad tapan una verdad, que resulta inaceptable para la persona y no quiere ver. Esas racionalizaciones desde fuera pueden ser percibidas como lógicas y razonables. Sería el caso de alguien que para tapar un deseo que considera inaceptable, no ir a las reuniones familiares que le resultan aburridas e insoportables y la disonancia y la autoimagen negativa que le provoca no hacer nada al respecto, se auto-convence de que en realidad tampoco está tan mal ir, y realmente se lo pasa bien. Desde fuera un uso masivo de este mecanismo lo veremos como personas muy cerebrales que están continuamente justificando lo que hacen y lo que no.

Existe una gran variedad de mecanismos para afrontar el mundo. Algunos de ellos más primitivos, más toscos y que se adquieren antes en el desarrollo evolutivo y otros más elaborados. Pero de alguna manera todos son útiles para defendernos y estar en el mundo.

La salud en todo caso está en el uso variado de esos mecanismos, no haberse quedado fijado a uno o pocos mecanismos de defensa. Dicho de otra manera, la salud estaría en una flexibilidad mayor. Y por otro lado, también en el uso más frecuente de los mecanismos más elaborados y evolucionados.

Pongamos un ejemplo de esto. La negación es otro mecanismo de defensa, mucho más común de lo que se pueda pensar. Consiste básicamente en negar aspectos obvios de la realidad, hecho esto de manera inconsciente. Si no estaríamos ante un manipulador o un mentiroso. De alguna manera esto, en su aspecto más extremo, más enloquecido, queda retratado en la serie de Twin Peaks en el personaje de Margaret Lanterman (la mujer del leño en brazos, con el que habla e interactúa como si fuera su bebé). Efectivamente lo que es obvio para todos (no es un bebé, es un tronco de árbol) este personaje lo niega (para ella es un bebé). Evidentemente este mecanismo usado masivamente es patológico (no siempre el aspecto negado de la realidad es tan obvio y por tanto tan espectacular su negación) y sitúa a la persona cerca de los trastornos más graves, los trastornos psicóticos. Mientras que la racionalización anteriormente comentada es propia de trastornos con mayor conexión con la realidad, trastornos neuróticos y en general con un comportamiento que podremos observar en las personas que nos rodean en múltiples ocasiones.

Comentarios (3)

Gracias por el artículo. Me ha resultado muy esclarecedor. Me surge una pregunta: ¿cómo razonar con una persona que te está negando una evidencia sin intención de manipularte? ¿cómo hacerle comprender y reconocer que lo que niega realmente existe? ¿puede ser contraproducente este intento, al poner a prueba ese muro de defensa que protege a esa persona? En definitiva, ¿es mejor dejar a la persona que siga empleando sus mecanismos de defensa, o es mejor intentar abrirle los ojos?. Muchas gracias.

Bueno habría que saber a qué le llamas “evidente”. Evidentes, hay pocas cosas en la vida. Porque lo que percibimos, vemos, pensamos, creemos, etc. está matizado, e impulsado por un deseo. Dos personas pueden ver 20 veces una jugada en televisión y no llegar a un acuerdo, porque a cada uno lo impulsa un deseo diferente. En cualquier caso siempre se puede argumentar, expresar lo que uno ve o cree, y si el otro no lo ve así, igual habría que dudar de que sea tan evidente. O igual cabe preguntarse cosas, por qué la otra persona no lo ve igual, qué deseo la puede impulsar. Somos máquinas pensantes, por tanto máquinas de crear diferencias, respetar la “otredad” quizá tenga que ver con eso, de entender que el otro es diferente y su manera de estar en el mundo también.

Gracias por la respuesta. Con evidente me refería a algo objetivo. Alguien que te asegura que es de día cuando es de noche…

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