La supervisión de casos clínicos es un aspecto fundamental de la práctica de la Psicología Clínica. Supone partir de la idea de que es necesario seguir formándonos, y aprovechar la mirada de otro profesional que puede ayudarnos a dar luz sobre un caso, sobre el propio terapeuta y sobre la relación diádica que establecen paciente-terapeuta.
Es importante destacar que consideramos la supervisión no sólo importante en los primeros años de profesión, en los que la inseguridad sea quizás mayor si no algo a mantener de continuo, de cara a una mayor calidad de nuestro trabajo.
- Exploración de dificultades en la relación al vínculo terapéutico.
- Manejar los sentimientos y emociones que se generan, manejo y aprovechamiento de la contratransferencia.
- Poder tener una visión profesional alternativa, otra óptica sobre diferentes aspectos de los casos. Más allá del enfoque y la escuela de cada uno, puede ser muy enriquecedor aprovechar otros enfoques y otras escuelas. Hay algo universal en el trabajo psicoterapéutico que tiene que ver con el rol de terapeuta y la manera de desarrollarlo, con el vínculo con el paciente y las habilidades que se desarrollan que se solapa entre los diferentes enfoques.
- Fomentar la autoobservación y la observación de aspectos que recibe el terapeuta: dónde es colocado, qué espacio se da a su palabra, qué es para el otro/a.
- Compartir técnicas, experiencias, conocimientos sobre los casos.
- Asentarse en el rol de terapeuta.
- Desarrollar un marco que guíe al terapeuta en su quehacer clínico. Dónde poner el foco de su intervención, qué áreas se deberían trabajar, qué procesos defensivos y resistencias está poniendo en juego el paciente, cómo acercarse a un diagnóstico, cuáles serían los primeros pasos en la intervención.