El Psicodrama como terapia de grupo tiene ya un largo recorrido desde que en el comienzo de los años 20 del siglo pasado Jacob Levi Moreno creara este encuadre y esta forma de hacer psicoterapia. Este se puede considerar el pistoletazo de salida para el comienzo de las terapias de grupo. No es de extrañar ya que este periodo de entreguerras, entre ambas guerras mundiales supusieron muchos cambios. Entre ellos la necesidad de economizar las terapias en términos de tiempo y de utilización de terapeutas, que resultaban escasos para la gran demanda que había. Muchos de los terapeutas habían muerto en la guerra y por otro lado los casos a atender se multiplicaban dado lo traumático que supuso para el continente la primera guerra mundial. Fue un periodo convulso en el que se hizo un giro hacia lo intersubjetivo. Un momento en el que también gracias a Lewin se inició el trabajo con las llamadas dinámicas de grupo.
En la presentación se incluyen brevemente algunas aportaciones que hizo y que hace el Psicodrama al tratamiento grupal (hoy día ya no sólo grupal, si no de pareja, familia o incluso individual) de trastornos psicológicos. En los que lo vincular, entendido como esa fina línea, especie de cadena invisible, que une a una persona con otra en la que hay sentimientos, actitudes, etc. tiene la máxima importancia. Especialmente en lo referente a vínculos dolorosos del pasado, en los que uno sufrió o no supo manejar y que pueden estar condicionando el presente de la persona.
Algunos aspectos propios del Psicodrama como es el uso del gesto y el cuerpo y no sólo la palabra, la tridimensionalidad de las escenas o el poder explorar los roles (temidos, deseados, etc.) son un aspecto fuerte de la terapia psicodramática, que confluyen en una idea importante que es la de la catalización de la terapia. El hecho de poder acceder a escenas, recuerdos, fantasmas, miedos, de una manera más rápida que si sólo se utiliza la palabra.
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