La Psicoterapia Bipersonal es un desarrollo que ha ido teniendo el Psicodrama en las últimas décadas pasando de ser una terapia de grupo a ser posible la utilización de sus técnicas en la terapia individual. Bipersonal alude a una relación de dos, a la relación terapeuta paciente. Habiéndose dejado la denominación “terapia psicodramática individual” a otro desarrollo en el cual el paciente es atendido por un terapeuta y uno o varios ayudantes que hacen las veces de yo-auxiliar.
La plasticidad de las técnicas psicodramáticas hace que se puedan aplicar a la terapia individual, aunque eso implicará algunos ajustes en las técnicas. Cabe preguntarse si Moreno, creador de la terapia psicodramática, aprobaría ese paso de lo grupal a lo individual. Es posible que en parte no, ya que su concepción tanto de la salud como de la enfermedad parten del grupo, la posición que ocupa el sujeto en el grupo y los vínculos que establece. Sin embargo, el propio Moreno privilegió la espontaneidad en contra de lo establecido, el conocimiento congelado. Desde ese punto de vista, no le habría quedado más remedio que aceptar que los terapeutas que posteriormente fueron llegando quisieran ir más allá de lo que él llegó, como un acto espontáneo más.
En cualquier caso, la Psicoterapia Bipersonal, implica algunas dificultades, ya que de pronto se pierde algo fundamental, que es el grupo. ¿Quiénes harán de contrapunto en la escena? Se pierde la fuerza de los doblajes y las devoluciones, y de las identificaciones. Sin embargo la aplicación de las técnicas fundamentales (cambio de roles, esculturas, soliloquios, etc.) sigue siendo suficientemente enriquecedora. Haciendo de la necesidad virtud, habrá que usar objetos, cojines, sillas, que sustituyan al menos espacialmente a los diferentes yoes auxiliares. Y será el paciente el que vaya, guiado y acompañado por el terapeuta, haciendo los diferentes roles.
La labor del terapeuta en principio, no incluye la realización de ningún rol complementario, por lo que supone de confusión para el paciente el que el terapeuta entre y salga de un rol, para pasar nuevamente a la posición de acompañamiento, propia del terapeuta. Sin embargo, y siempre teniendo cuidado de no contribuir a la confusión (y no sólo a ella si no a las transferencias que se pueden dar, al ocupar el terapeuta el lugar de personas hacia las que el paciente tiene afectividad, conflicto, etc.), es posible una cierta intervención, intentando que sean intervenciones cortas, necesarias, que lleven al paciente a la emoción, y a progresar en la escena. Estoy hablando de algún doblaje, o de alguna intervención puntual.
La posibilidad de utilizar técnicas psicodramáticas en la terapia individual enriquece el proceso, puede catalizar, y llevar a tocar temas, a surgir conflictividades y que la emoción pueda luego ser elaborada.
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